La vivienda ha sido diseñada con los principios de las viviendas pasivas y además ha sido construida a base de materiales y tecnologías sostenibles.
Esta vivienda se ha proyectado para estar abierta al norte, con grandes ventanales de suelo a techo de vidrio doble, mientras que la zona sur se ha pensado oculta bajo un montículo de tierra (podéis ver el detalle en la sección de la imagen que encabeza este artículo). Un invernadero separa la zona exterior del espacio de vida del interior, de tal forma que capta la radiación solar durante el invierno, calentando así de forma pasiva la vivienda. Para evitar la radiación del verano sobre esta zona de la vivienda, diseñaron unos “muros verdes” correderos, que dan a esta zona la protección necesaria en épocas de mucho calor. Además estos muros, compuestos por jardineras llenas de plantas, permiten el cultivo de hierbas para el consumo personal.
Se ha utilizado una cubierta verde que ayuda a mejorar el aislamiento de la casa y una serie de tubos instalados bajo tierra favorecen el intercambio de aire, y que extraen el aire caliente de la vivienda y la refrescan en verano.
La energía necesaria para vivir aquí la producen una serie de paneles solares situados en el techo y todas las aguas grises son reutilizadas.
La combinación de todas estas medidas es lo que ha permitido a esta vivienda ir más allá de lo que se conoce como edificios de consumo energético casi nulo. La vivienda emitirá 1.016 tCO2e menos que una vivienda normal de su mismo tamaño, lo que equivale a quitar unos 300 vehículos de circulación, y además producirá, gracias a las renovables, más energía de la que consume.
Esta vivienda prefabricada será montada de nuevo en Inverloch y será monitorizada durante los próximos 24 meses. Estaremos atentos a los resultados obtenidos.